La Unión Europea un reto de resiliencia
El pasado 25 de marzo, los líderes de los Estados miembros de la Unión Europea se reunieron en Roma por los 60 años de la firma del Tratado Constitutivo de la Comunidad Económica Europea, primer paso para hacer realidad la visión de seis países de cómo debían afrontar el futuro con el fin de traer progreso económico y social a sus pueblos. “En la unión está la fuerza” y así vislumbraron ellos su futuro. Sin embargo, se llega a este importante hito temporal con un dejo de tristeza, Reino Unido ha iniciado formalmente el proceso de salida de la Unión Europea, lo que ha hecho tangible una crisis que se viene manifestando desde hace años y que exige replantearse como se está manejando este proyecto en común en diferentes áreas.
La época de paz que ha vivido una parte
importante del mundo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ha logrado la estabilidad
necesaria para permitir una época de
avances y progreso. Son evidentes los logros que la industrialización, la era
de la información y la globalización han traído, han configurado un mundo rico
en oportunidades con avances extraordinarios en todas las aristas del
conocimiento y sus aplicaciones a la mejora de las condiciones humanas como
nunca antes, los estándares de lo que se considera bienestar básico cada vez
son más altos, pero paradójicamente también han creado un mundo más peligroso,
con desafíos globales cada vez más complejos, con mayores dificultades para
gobernar y con una percepción de desigualdades mayor a ninguna otra época.
La Unión Europea es un ejemplo perfecto.
Una de las piedras angulares sobre las que se
construyó la Europa de la posguerra fue el acuerdo que obtuvo el apoyo popular
para un orden económico internacional liberal a cambio de las protecciones
sociales del Estado de bienestar. La Unión Europea fomentó la estabilidad tanto
en términos de crecimiento económico como de democracia representativa. El
núcleo del proyecto europeo ha sido la idea de que Europa representa la paz, la
tolerancia, la democracia y la diversidad cultural, y que puede enfrentar
cualquier reto a través de la unidad. Pero hoy se plantean una grave amenaza
para el futuro de la UE: el proceso Brexit y sus consecuencias en otras partes
de Europa. Hay un creciente nacionalismo en varios de los Estados miembros que
está creando tensiones.
El populismo, el nacionalismo y el
aislacionismo han resurgido con fuerza en el mundo como consecuencia directa de
la percepción que una parte de la población tiene de las desigualdades
económicas y sociales. Esta tendencia está presente tanto a la derecha como a la
izquierda del espectro político, con propuestas muy similares. Es cada vez más
evidente que algunos líderes están usando el nacionalismo para acceder al poder
y obtener más control.
Europa se acostumbró a la paz y a la prosperidad
y los ciudadanos comenzaron a sentir que se les dejaba de lado. Brexit y la
amenaza de los nacionalismos están estimulando a la UE a redefinir cómo se
relaciona con los Estados miembros y el público europeo. Esta coyuntura deberá
llevar a los funcionarios de la UE y a los líderes de los Estados miembros a
avanzar en políticas que demuestren los beneficios de la cooperación.
A pesar de la creciente
insatisfacción de los ciudadanos de la UE con la toma de decisiones que se dan
desde las instituciones Europeas, es innegable que la UE y los líderes de los Estados miembros muestran más capacidad para elaborar políticas comunes y traer
bienestar a su gente, que los líderes de cualquier otra región.
La Unión Europea como conjunto de Estados,
instituciones y sociedades está llamada a probar su capacidad de resilencia. Esta
es la oportunidad de forjar una UE más eficaz que respete mejor las
sensibilidades públicas sobre la identidad nacional y la toma de decisiones,
que se refuerce las democracias y las instituciones de la región y que cuenten
con estructuras y controles que pueden tener éxito en la reducción de los
efectos de los líderes populistas o más extremos.
En función de esto, iniciativas como las
planteadas por la Estrategia Global de la UE, o la declaración de Roma, se
plantean una necesaria revisión de los objetivos y principales desafíos de la
Unión, a corto y mediano plazo, prestando especial atención al sentir de los
ciudadanos que hoy se consideran excluidos de las tomas de decisiones. Áreas
como la seguridad, protección de las
fronteras y lucha contra el terrorismo; la economía, la necesidad de fomentar
un crecimiento sostenible pensando principalmente en los jóvenes han tomado
principal protagonismo.
Es imprescindible que la Unión Europea logre
hacer frente adecuadamente a los desafíos migratorios y terroristas.
El Estado Islámico presenta un nuevo tipo de
guerra y está planteando un nuevo reto al que la Unión Europea está llamada a
abordar desde múltiples dimensiones. Se hace necesario reforzar las fronteras
exteriores, reformular las políticas migratorias sin dejar de lado el
componente humanitario y solidario que los ha caracterizado. El acompañamiento de los nuevos migrantes en un
efectivo proceso de integración que permita que haya un ambiente de respeto mutuo de la cultura del que llega
como de la cultura del país que recibe es importante. Fortalecer la diplomacia
y la cooperación con el vecindario próximo: región Magreb, Oriente Medio y África es primordial.
El Estado Islámico se ha aprovechado de la
desestabilización producida por la guerra en sitios como Siria y Yemen para
extender sus dominios, acumular recursos económicos y fortalecer su penetración
en el ciberespacio para reclutar personas directa e indirectamente y extender los
ataques a nivel global, por lo que la colaboración activa en lograr una
solución política en Siria es clave.
El fortalecimiento del vínculo con la OTAN es muy importante en este contexto de seguridad y defensa. También son importantes las colaboraciones bilaterales con países como Estados Unidos, Turquía y el Reino Unido (futuro tercer Estado). Es necesario fortalecer la relación con el gobierno turco que ha sufrido un acelerado deterioro desde el fallido golpe de estado en contra del presidente Erdogan en julio del 2016. Se deberá encontrar una salida amistosa para el Reino Unido que permitiera que Londres siga trabajando estrechamente con sus contrapartes continentales en la lucha contra el terrorismo y otros asuntos internacionales.
La Unión Europea tiene la responsabilidad de
promover políticas públicas adecuadas en sus Estados miembros para lograr un
crecimiento económico sostenido y sustentable. Se debe prestar particular
atención a la creación de empleos de calidad para los jóvenes. Fomentar la
estabilidad económica en un nivel que se ajuste constantemente a las
necesidades y expectativas de todos los ciudadanos es importante.
En estos tiempos es vital prestar atención a
la forma de comunicar la información generada en el seno de las instituciones
de la UE y de los gobiernos de cada uno de los Estados miembros dirigida a los
ciudadanos. Hay que hacer esfuerzos en función de comunicarse con un lenguaje
claro y cercano para los individuos. El flujo de información sobre las acciones
que se están tomando en temas sensibles para la opinión pública debe ser continuo
para disminuir la sensación de incertidumbre. Es pertinente fortalecer los
canales y mecanismos de comunicación que permitan a los ciudadanos expresar sus
necesidades, expectativas e incluso sugerencias de forma ordenada desde el
nivel local para disminuir la sensación de exclusión en la toma de decisiones
que se hacen desde Bruselas.
La Unión Europea seguirá siendo un proyecto
exitoso en la medida que se comporte como un organismo vivo que evoluciona y se
adapta en función de los tiempos que vive. No se debe permitir quedarse
estancada en su propio éxito, sino que debe buscar la superación continua,
velando por lo más importante: el bienestar de sus ciudadanos.
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